Una iglesia bíblica de “sana doctrina” se caracteriza porque sus miembros evidencian en la práctica un “compromiso vivo” con escuchar, confiar y obedecer la Palabra de Dios. Esta es una obra sobrenatural del Espíritu que impulsa a los creyentes genuinos de la congregación para dar la gloria al único Dios vivo y verdadero, el Dios viviente, como verdaderas “piedras vivas” y “luminares en el mundo”.

Existen algunas marcas de una iglesia sana que cumple los propósitos santos del Dios triuno para reflejar Su carácter aquí en la tierra y son: 1) la predicación expositiva, 2) la teología bíblica y 3) el entendimiento bíblico del evangelio, la conversión, el evangelismo, la membresía, la disciplina, el discipulado, el crecimiento y el liderazgo. Ahora, no se trata, de una enumeración de marcas que sirven como ingredientes de una buena receta “bíblica” para cumplir “requisitos” simplemente. Se trata de una “obra espiritualmente viva”. Tristemente, muchas iglesias en el mundo que profesan ser cristianas y bíblicas, están “muertas espiritualmente” aunque aparentemente, antes los ojos de la comunidad, realicen multitud de actividades y eventos, movilizando miles de personas. Se debe reconocer en primer lugar, que la marca esencial que caracteriza una iglesia bíblica es la primacía de la Palabra de Dios, “viva y eficaz”, una congregación donde los miembros tienen un “alto concepto de Dios” que da dirección y sentido a la vida misma de la iglesia, lidiando contra el pecado, buscando la santidad y el servicio fiel al Señor, porque la Palabra de Dios es la que da vida espiritual verdadera.

Entonces, la iglesia encuentra su vida conforme escucha la Palabra de Dios. Se necesita que alguien proclame la verdad de Dios, con fidelidad y humildad porque se trata de una Palabra Sagrada que está viva. De allí que sea necesaria la predicación expositiva, como una marca esencial que caracteriza una iglesia bíblica, porque es condición sin la cual no puede existir para la gloria de Dios. Esta predicación debe explicar con claridad lo que el autor original quiso decir de parte de Dios a la audiencia original y aplicar esas verdades al corazón y la mente de los oyentes. Sin este elemento, cualquier otra cosa que se haga en la iglesia no tiene vida espiritual y por lo tanto está muerta.

Lucas escribió en Hechos 17:11 que “los bereanos eran más nobles que los creyentes que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras, para ver si estas cosas eran así”. La predicación expositiva la había realizado el apóstol Pablo en persona, y aún así, se hacía necesario leer la Biblia cuidadosamente, observándola como una unidad coherente, cimentada sobre el verdadero Autor, Dios mismo y centrada en la obra de Jesús el Rey y Su iglesia. Éste es el lugar que ocupa la teología bíblica, porque cada versículo está íntimamente relacionado con el todo, el mensaje completo revelado por Dios. Se puede extraviar peligrosamente el significado, si no hay una teología bíblica que relacione la parte con el todo. 

La iglesia encuentra su propósito conforme comprende y vive fielmente el evangelio. La labor de la iglesia entonces, si ha escuchado, confiado y obedecido la Palabra de Dios, asumirá el reto, en oración, para avanzar, crecer y madurar con entendimiento bíblico hacia verdaderas conversiones, una membresía santa, una disciplina restauradora, un discipulado sacrificial, un crecimiento real y un liderazgo sabio y fiel para la gloria de Dios.

Jairo Rodríguez

Miembro de la Iglesia Bíblica Cristiana de Cali, Colombia. Sirve en los ministerios de oración y centro de bienvenida. Estudiante del Seminario de Expositores SEMDEX. Creador y administrador de Cristiano Bíblico.