Las glorias de Cristo - John MacArthur


«No que seamos suficientes en nosotros mismos para pensar que cosa alguna procede de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de Dios...» (2ª Corintios 3:5)

Una de las grandes doctrinas de las Escrituras es la declaración de que Jesucristo es completamente suficiente para todos los asuntos de la vida y la piedad (2ª Pedro 1:3, 4). Él es suficiente para la creación (Colosenses 1:16, 17), la salvación (Hechos 10:10-12), la santificación (Efesios 5:26, 27) y la glorificación (Romanos 8:30). Él es tan puro que no hay suciedad, tacha, mancha de pecado, contaminación, mentira, engaño, corrupción, error o imperfección (1ª Pedro 1:18-20).

Cristo es tan completo que no hay otro Dios fuera de Él (Isaías 45:5). Es el Hijo unigénito (Juan 1:14, 18). Todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento están en Él (Colosenses 2:3). En Él habita corporalmente toda la plenitud de la deidad (Colosenses 2:9). Él es el heredero de todas las cosas (Hechos 1:2). Creó  todas las cosas y todas las cosas fueron hechas por Él, a través de Él y para Él (Colosenses 1:16). Él sostiene todas las cosas por la palabra de Su poder (Colosenses 1:17; Hechos 1:3). Es el primogénito de toda creación (Colosenses 1:15). Él es la representación exacta de Dios (Hechos 1:3).

Él es el único mediador entre Dios y el ser humano. Él es el sol que alumbra; el médico que sana; el muro de fuego que defiende; el amigo que consuela; la perla que enriquece; el arca que sostiene; y la roca para sustentarnos bajo las presiones más fuertes. Él está sentado a la diestra del trono de la majestad en las alturas (Hechos 1:3; 8:1). Él es mejor que los ángeles (Hebreos 1:4-14); mejor que Moisés; mejor que Aarón; mejor que Josué; mejor que Melquisedec; mejor que todos los profetas; más grande que Satanás (Lucas 4:1-12); y más fuerte que la muerte (1ª Corintios 15:55).

Él no tiene principio ni fin (Apocalipsis 1:17, 18). Es el cordero sin mancha de Dios. Él es nuestra paz (Efesios 2:14). Él es nuestra esperanza (1ª Timoteo 1:1). Es nuestra vida (Colosenses 3:4). Él es el camino vivo y verdadero (Juan 14:6). Él es la gloria de Israel (1ª Samuel 15:29). Él es la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana (Apocalipsis 22:16). Es fiel y verdadero (Apocalipsis 19:11). Él es el autor y consumador de nuestra fe (Hebreos 12:1, 2). Él es el autor de nuestra salvación (Hebreos 2:10). Él es el campeón ganador. Es el escogido (Isaías 42:1). Él es el apóstol y el Sumo sacerdote de nuestra confesión (Hebreos 3:1). Él es el siervo justo (Isaías 53:11).

Él es el Señor de los ejércitos, el Redentor, el Santo de Israel, el Dios de toda la tierra (Isaías 54:5). Él es el varón de dolores (Isaías 53:3). Él es la luz. Es el Hijo del Hombre (Mateo 20:28). Él es la vid. Él es el pan de vida. Él es la puerta. Él es el Señor (Filipenses 2:10-13). Es profeta, sacerdote y rey (Hebreos 1:1-3). Es nuestro reposo (Hebreos 4:9). Él es nuestra justicia (Jeremías 23:6). Es el maravilloso consejero, el Dios fuerte, el Padre eterno, el Príncipe de paz (Isaías 9:6). Él es el Príncipe de los pastores  (1ª Pedro 5:4). Es el Señor Dios de los ejércitos. Él es Señor de las naciones. Es el León de Judá. El Verbo vivo. La Roca de salvación. El Espíritu eterno. Él es el Anciano de días, Creador y Consolador, Mesías. ¡Él es el gran YO SOY! (Juan 8:58).

"Nueva Biblia de las Américas". Biblia de Estudio MacArthur. Página 1767, Carta a los Colosenses.

full-width

Publicar un comentario

0 Comentarios