Vivimos en una era marcada por la sobreabundancia de información, opiniones diversas y enseñanzas contradictorias. En medio de este ruido, la pregunta crucial para todo cristiano es: ¿Dónde encontramos la fuente de verdad absoluta, confiable y completamente suficiente? La respuesta es clara: en las Sagradas Escrituras. El apóstol Pablo, al instruir a Timoteo, declaró: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra." (2 Timoteo 3:16-17) Este pasaje establece la doctrina fundamental de la suficiencia de las Escrituras. No solo son inspiradas por Dios, sino que son útiles y suficientes para equipar completamente al creyente en toda buena obra. En este artículo expositivo, exploraremos qué significa que las Escrituras sean suficientes, cómo esta verdad impacta la vida cristiana y por qué debemos rechazar todo intento de añadir o sustituir la Palabra de Dios.
¿Qué significa la suficiencia de las Escrituras?
La suficiencia de las Escrituras significa que la Biblia contiene todo lo que el creyente necesita para conocer a Dios, recibir salvación por medio de Jesucristo y vivir una vida que le agrade. Esta verdad descansa en la convicción de que Dios ha revelado en su Palabra toda Su voluntad para la fe y la práctica. El salmista lo expresa de esta manera: "La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo." (Salmos 19:7) La perfección de la Palabra no deja lugar para añadirle revelaciones modernas, visiones, tradiciones humanas ni psicología secular. Todo lo necesario para nuestra vida espiritual se encuentra en las Escrituras. Así como Dios es suficiente, su Palabra también lo es. Ignorar esta verdad es sustituir el poder divino con recursos humanos que no pueden transformar el corazón.
La suficiencia de las Escrituras en la vida del creyente
a) Para la salvación. La Escritura tiene poder salvador. Pablo escribe: "Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús." (2 Timoteo 3:15) No se necesita una revelación adicional, ni experiencias místicas. La Biblia presenta con claridad el mensaje del evangelio. Cristo es presentado como el único mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5), y ese mensaje está completo y accesible en la Palabra de Dios.
b) Para la santificación. Jesús oró al Padre por sus discípulos diciendo: "Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad." (Juan 17:17) La santificación no se alcanza por métodos humanos, sino mediante la exposición fiel a la Palabra de Dios. Esta purifica, transforma y renueva nuestra mente y corazón. Pablo exhorta: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento” (Romanos 12:2), y ese entendimiento renovado viene por la Palabra viva.
c) Para la dirección. "Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino." (Salmos 119:105) Muchos buscan dirección en sueños, señales o consejos humanos, pero Dios ha provisto Su Palabra como guía segura. Su verdad no cambia y es confiable en todo tiempo. Cuando la Biblia habla, Dios habla; y no hay oscuridad que no pueda ser alumbrada por su Palabra.
La suficiencia de las Escrituras frente a los ataques actuales
a) Revelaciones adicionales. Movimientos modernos como el mormonismo, los testigos de Jehová, la teología de la prosperidad y el movimiento carismático afirman tener nuevas revelaciones o profecías. Pero la Biblia advierte: "Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro." (Apocalipsis 22:18) El canon de las Escrituras está cerrado. No hay revelación posterior que sea necesaria ni aceptable. Toda enseñanza debe ser juzgada conforme a la Palabra escrita.
b) Psicologías y filosofías humanas. Muchos creyentes hoy confían más en libros de autoayuda o en terapias seculares que en las Escrituras. Sin embargo: "Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo." (Colosenses 2:8) Cuando las Escrituras son desplazadas por sabiduría humana, se diluye la verdad y se debilita la fe. Solo la Palabra tiene el poder de penetrar hasta lo más profundo del ser humano (Hebreos 4:12).
c) Tradiciones religiosas. El catolicismo romano y algunas corrientes evangélicas han añadido tradiciones a la Palabra. Jesús condenó esto: "Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición." (Marcos 7:9) La autoridad no reside en concilios, líderes o sistemas religiosos, sino exclusivamente en las Escrituras. Toda práctica debe ser evaluada a la luz de la Palabra.
El llamado a volver a la Palabra
La Iglesia de hoy necesita urgentemente volver a una confianza plena en la suficiencia de la Biblia. No solo como un libro importante, sino como la autoridad final y completa para toda enseñanza, reprensión, corrección e instrucción. "¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido." (Isaías 8:20) Pastores deben predicar expositivamente la Escritura. Creyentes deben estudiarla con diligencia. Familias deben fundar su vida en ella. La suficiencia de la Palabra no es una doctrina secundaria: es vital para mantener la pureza del evangelio. Un ministerio que no descansa sobre la suficiencia de la Escritura se convierte en una estructura frágil. Pero aquel que fundamenta su vida y su mensaje en la Palabra será como casa edificada sobre la roca (Mateo 7:24-25).
Un llamado al lector
Querido lector, ¿es la Palabra de Dios tu autoridad suprema? ¿Descansas en ella como suficiente para tu vida y fe? ¿O te dejas arrastrar por voces modernas que prometen más poder, más revelación o más experiencia?
Hoy es el día para volver a la Escritura con reverencia, amor y obediencia. Ella es la voz de Dios, y no necesita ser completada ni corregida. Cree, lee, estudia, memoriza, predica y vive la Palabra. En ella está la vida, la verdad y la sabiduría eterna.
"Sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso." (Romanos 3:4)
Cristiano Bíblico te invita a tomar una decisión práctica hoy:
- Comienza un plan de lectura bíblica diaria.
- Dedica tiempo a memorizar y meditar en pasajes clave.
- Medita en los atributos y perfecciones de Dios que contiene el texto bíblico.
- Pasa tiempo con el Señor en oración y clama por iluminación del Espíritu.
- Evalúa tus creencias y prácticas a la luz de las Escrituras.
- Comparte este artículo con otros creyentes.
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