La inminencia de Su regreso


La proclamación del evangelio de Jesucristo es una tarea de vital importancia para la iglesia y para cada creyente en particular. La Biblia enseña que la venida de Cristo es inminente y que el tiempo para la salvación es ahora (2 Corintios 6:2). Ante esta realidad, la predicación del evangelio verdadero se convierte en una responsabilidad ineludible. El llamado a proclamar la verdad de Cristo es una orden directa del Señor y una necesidad imperante en un mundo que se aleja cada vez más de la luz de Dios.

El mandato de Cristo

Jesús dejó claro que la predicación del evangelio es un mandato divino. En la Gran Comisión, dijo a sus discípulos: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (Marcos 16:15). Este mandato no es opcional ni limitado a un grupo selecto, sino que es una tarea para todo creyente. La proclamación del evangelio es el medio que Dios ha establecido para traer a los pecadores al arrepentimiento y la fe en Jesucristo (Romanos 10:14-15).

La inminencia del regreso de Cristo

La Escritura advierte repetidamente sobre la inminencia del regreso de Cristo y el juicio venidero. Jesús mismo enseñó que nadie conoce el día ni la hora de su retorno (Mateo 24:36), lo que exige que sus seguidores permanezcan vigilantes y activos en su obra. El apóstol Pedro exhorta a los creyentes diciendo: "El fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios y velad en oración" (1 Pedro 4:7).

En Apocalipsis 22:12, el Señor declara: "He aquí, yo vengo pronto, y mi galardón conmigo". Este llamado a la preparación debe impulsar a los creyentes a predicar con urgencia, ya que cada día que pasa es una oportunidad menos para que las personas escuchen y crean en el evangelio.

La predicación del evangelio verdadero

Es fundamental proclamar el evangelio genuino, sin adulteraciones ni añadiduras humanas. Pablo advirtió contra aquellos que predican "otro evangelio" (Gálatas 1:6-9), dejando en claro que solo el evangelio de Jesucristo tiene poder para salvar. En tiempos en los que abundan falsas doctrinas y evangelios distorsionados, es imprescindible que los creyentes sean fieles a la Palabra de Dios y proclamen la verdad sin temor ni concesiones.

El evangelio verdadero exalta a Cristo como el único Salvador, llama al arrepentimiento, proclama la gracia de Dios y enfatiza la necesidad de la fe para la salvación (Efesios 2:8-9). No se trata de un mensaje de prosperidad material, sino de vida eterna en Cristo y reconciliación con Dios.

La responsabilidad de la iglesia

La iglesia es el cuerpo de Cristo y tiene la responsabilidad de ser la luz del mundo (Mateo 5:14). En medio de un mundo que se sumerge en el pecado y la oscuridad, la iglesia debe mantenerse firme en la verdad y cumplir con su llamado a proclamar el evangelio.

Pablo exhortó a Timoteo a predicar "a tiempo y fuera de tiempo" (2 Timoteo 4:2), lo que indica que la proclamación del evangelio no debe depender de las circunstancias, sino que debe ser continua y diligente. Asimismo, cada creyente es llamado a ser un testigo fiel de Cristo en su entorno (Hechos 1:8).

La urgencia de la proclamación del evangelio verdadero de Jesucristo es innegable ante la inminencia de su regreso.

Cada día que pasa es una oportunidad valiosa para llevar el mensaje de salvación a los perdidos. La iglesia y cada creyente deben asumir con seriedad su responsabilidad de proclamar la verdad con fidelidad y valentía. Que el mandato de Cristo y la certeza de su pronto retorno nos motiven a compartir el evangelio con pasión y compromiso, para que muchos más sean rescatados antes del día del juicio final.

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